La espalda del Mundo

  La espalda del mundo cuenta historias aparentemente muy lejanas, en diferentes lugares del mundo, y habla de derechos fundamentales, el derecho a ser niño, a la palabra y a la vida.

   La primera historia, “El niño” la rodé en mi país, quería retratar una historia de infancia en la ciudad donde viví y donde millones de niños luchan cada día por sobrevivir.

   Luego rodamos en el Kurdistan turco, había viajado un año antes a Diyarbakir junto con Jordi Abusada (director de fotografía) a realizar un documental pero fuimos detenidos y expulsados del país, es casi imposible que las autoridades turcas te permitan rodar en territorio kurdo. Al marcharnos, una amiga kurda me propuso regresar y contar la historia de Leyla Zana, la primera mujer kurda que fue elegida diputada en el parlamento turco, Layla había sido encarcelada por hablar en su lengua y decir lo que pensaba en el parlamento. Al año siguiente regresamos a la ciudad de Diyarbakir y conseguimos rodar “La palabra”, luego fuimos a buscar al compañero de Leyla, que vivía en el exilio, en Estocolmo.

   La última historia “La vida”, la redamos en el corredor de la muerte en Texas con Tomas Miller, un activista contra la pena de muerte desde el corazón del infierno. Una historia contra los que dicen que tienen permiso para matar.

   Cuando fuimos a rodar estas historias pensamos que sería una película sobre víctimas que viven en la espalda del mundo y nos encontramos con luchadores, gente a la que no habían conseguido derrotar.

Hijas de Belén

   Hijas de Belén habla de un barrio en medio de una ciudad y de una ciudad en medio de la Amazonía. Cuenta la historia de tres generaciones de mujeres que viven en Belén, un barrio de Iquitos, un lugar donde fueron a parar los que tuvieron que marcharse de sus comunidades en el interior de la selva. Muchos fueron expulsados de sus tierras, otros llegaron en busca de trabajo y hoy sobreviven en la pobreza. En el barrio conocimos a las niñas Narguis, Petronila, Malu, Fátima y Nancy, ellas tienen que trabajar todos los días en el mercado para poder ayudar a sus familias. También conocimos a Eusebia, una abuela Jebera fundadora del barrio y que aun se resiste a abandonar la lengua que hablaba cuando era niña. Eusebia, a sus ochenta años, sueña con regresar a la selva y encontrarse con los suyos. Con todas ellas, las Hijas de Belén, hicimos esta película.

La voz de las piedras

Esta película habla de la guerra en Colombia. Durante el rodaje de La voz de las piedras conocimos a Alejandra Cortés, una mujer amenazada por los paramilitares por su su activismo al lado de los desplazados. Junto a Alejandra conocimos también a Luz Neida, una joven campesina de la comunidad El Encanto, arrasada por los “paras” y el ejército. Les propusimos hacer juntas esta película y viajamos a la región del Alto Ariari, donde se encuentra la comunidad de Luz. Alejandra acompaña a Luz en ese viaje de retorno al lugar donde los paramilitares habían asesinado ciento treinta personas de su comunidad, entre ellas a su padre, al padre de sus hijos, y a su mejor amiga, cuyos los restos se los entregaron en bolsas. Entre los muertos de esa masacre había ancianos y niños. Muchos fueron descuartizados con motosierras. Cuando rodamos, eso había sucedido hacía cuatro años. Luz junto a otras mujeres de la comunidad habían decidido organizar el retorno y volver a crear la comunidad.

   Nos cuesta entender de dónde Luz sacaba fuerza en medio de tanta sombra. La estrategia era llegar cerca del pueblo arrasado y crear una zona humanitaria donde identificarse como población civil y exigir justicia. Desde aquel enclave empezarían a recuperar sus fincas y a reconstruir sus vidas, con la ayuda de presencia internacional para poder garantizar su seguridad.

   Junto a Luz y Alejandra escuchamos la voz de las piedras que llevan los nombres de los asesinados. Hicimos esta película para que un día dejen de ser invisibles.